Siendo la segunda ciudad del país, sorprende la aparente calma de sus calles y la falta de jaleo en su mercado... Aprovechamos el fin de semana para salir de la ciudad a oxigenar nuestras cabezas (que siempre viene bien de vez en cuando) y descubrimos nuevos motivos para simpatizar con este país.
TREN DE BAMBÚ: metáfora de un país.
Lo que podría ser una atracción turística sin mayor encanto resultó ser una de las experiencias más divertidas que hasta ahora hemos disfrutado en este país. Es algo muy básico, pero la estructura cumple su cometido.
Dos ejes colocados sobre unas vías casi abandonadas como base y una especie de cama de bambú ligera pero resistente que sirve para acoger a los pasajeros. El motor se coloca en la parte de atrás, con una correa de distribución algo rudimentaria y un vástago de madera que sirve para reducir la velocidad (lo de frenar sería demasiado generoso!).
La experiencia es lo más parecido a una montaña rusa en recto entre campos de arroz... suena bucólico, pero el encanto se rompe cuando toca bajarte y desmontar el tren para dejar paso a quien viene en sentido contrario. Nuestro "locomotor" nos vio suficientemente temerarios como para poner el trenecito a más de 60 km/h (calculo).
No le he dado muchas vueltas, pero se me ocurre que el tren de bambú es una metáfora quasi perfecta de este país: infraestructuras heredadas en estado de abandono; cosas básicas pero que cumplen su cometido; bambú con la apariencia frágil de los camboyanos, pero resistentes como el acero; economía que crece a un 6% con un tejido productivo endeble basado en forzar la máquina (o la gente) y alcanzar velocidades temerarias sin medios para planificar un desarrollo sostenido y sostenible; con un recorrido de ida (y vuelta) que no se sabe muy bien hacia donde va. Lo mejor? Este país es eminentemente joven, de ahí su potencial y su energía, nuestro "locomotor" no tendría más de quince años.
LA BOITE DE BETEL
La visita a la casa de la señora Kon no fue sólo para ver un ejemplo de arquitectura jemer con sus suelos de maderas nobles y sus cocinas de carbón, sino que fue una clase de historia de usos y costumbres de la época colonial.
Entre muebles de otra época, nos acomodó en su salón para contarnos qué tenía la caja de betel y para que servía. Todos estos utensilios eran para limpiarse los dientes como ella misma nos contaba en francés: "cuando no había ni cepillos ni dentrífico pero la boca nunca olía mal".
Nos hizo una demostración con las hojas de betel, con la nuez machacada, con las cáscaras (que servían para frotarse los dientes) y una especie de mortero que cumplía las funciones de la dentadura para ayudar a aquéllos que ya no tenían con qué masticar...
El caso es que la señora, que apareció liada en una especie de toalla cuando estábamos a punto de acabar la visita, se arregló en un pispas para contarnos las historias de sus abuelos y sonreir disimulada mientras oportunamente preguntaba a nuestro guía si ya habíamos hecho una donación para el mantenimiento de la casa. Sí, ya se encargó mi mujer de recordarme que en estos casos la discreción debe tornarse disimulo evidente.
BICHOS:
Recuerdo haber jugado de pequeño con algún camaleón encontrado en el campo... (¿sigue habiendo camaleones en nuestros campos? ) pero hacía muuucho tiempo que no me topaba con alguno. En esta ocasión, en alguno de los descansos necesarios al subir los trescientos y pico escalones de la escalera de subida al templo de Phnom Bannan, me encontré con este simpático ejemplar perfectamente mimetizado.. Ojo! Está ahí, en el centro de la imagen!
Nunca han sido de mi simpatía, aunque no niego que pasarte un rato mirando a los monos suele ser entretenido... El caso es que subiendo al Phnom Sampey, Sampev o Sampeau (como queráis!), me encontré de frente con este mono cascarrabias justo después de decirle a Isa "no mujer, no te preocupes.. sube, sube!" a lo que acompañé después con un "no, tienes razón! mejor que bajemos que tienen pinta de malas pulgas!".
ABANDONOS
Siendo una temática transversal en esta tierra, no dejamos de sentir atracción por las cosas abandonadas. Nos falló una fábrica de Pepsi que debió funcionar únicamente en los primeros cinco años de los setenta, pero nos quitamos la espina con la antigua estación de trenes de Battambang.
Lejos de convertirse en centro comercial, hotel-boutique o cafetería, el edificio sirve para poca cosa. Alguno de los talleres de los trenes acogen a familias o casas de huéspedes separados por cartones y otros están simplemente esperando un mal día de algún chatarrero de la zona para pasar a mejor vida.
Curiosamente, parece que estos trenes llegaron hasta aquí traídos por Francia después de la II Guerra Mundial, siendo parte de "botín" tras la contienda. Ojo a la inscripción 1930 KOLN (Colonia, no?). Quien identifique la compañía LHB como alemana, que se pronuncie!
Nos colamos en la Casa del Gobernador, cuya visita no está permitida... pero aprovechamos que habían pintado y estaba abierta de par en par para que la pintura se secase.
Habitaciones vacías que en algún momento albergaron despachos, salones, comedores... ecos de otra vida (colonial), desterrados a fuerza de brocha, fregona y cajas. Algún cuadro de la madre del rey aparecía por ahí abandonado, esperando ubicación preferente en la nueva distribución del lugar. Y estos archivos de Dios sabe qué, que me hubiera encantado destripar... prudencia se aconseja en estos casos, cuando alrededor del edificio monta guardia la policía.
Seguiremos contando historias... Isa tiene pendiente "Battambang III" para acabar con la crónica del viaje!
Ah, aviso a navegantes despistaos... Isa no está embarazada! Se que escribo enrrevesao, pero no... se trata de la mayor de las hermanas del sur!
Abrazos para todos,
LA BOITE DE BETEL
La visita a la casa de la señora Kon no fue sólo para ver un ejemplo de arquitectura jemer con sus suelos de maderas nobles y sus cocinas de carbón, sino que fue una clase de historia de usos y costumbres de la época colonial.
Entre muebles de otra época, nos acomodó en su salón para contarnos qué tenía la caja de betel y para que servía. Todos estos utensilios eran para limpiarse los dientes como ella misma nos contaba en francés: "cuando no había ni cepillos ni dentrífico pero la boca nunca olía mal".
Nos hizo una demostración con las hojas de betel, con la nuez machacada, con las cáscaras (que servían para frotarse los dientes) y una especie de mortero que cumplía las funciones de la dentadura para ayudar a aquéllos que ya no tenían con qué masticar...
BICHOS:
Recuerdo haber jugado de pequeño con algún camaleón encontrado en el campo... (¿sigue habiendo camaleones en nuestros campos? ) pero hacía muuucho tiempo que no me topaba con alguno. En esta ocasión, en alguno de los descansos necesarios al subir los trescientos y pico escalones de la escalera de subida al templo de Phnom Bannan, me encontré con este simpático ejemplar perfectamente mimetizado.. Ojo! Está ahí, en el centro de la imagen!
Nunca han sido de mi simpatía, aunque no niego que pasarte un rato mirando a los monos suele ser entretenido... El caso es que subiendo al Phnom Sampey, Sampev o Sampeau (como queráis!), me encontré de frente con este mono cascarrabias justo después de decirle a Isa "no mujer, no te preocupes.. sube, sube!" a lo que acompañé después con un "no, tienes razón! mejor que bajemos que tienen pinta de malas pulgas!".
ABANDONOS
Siendo una temática transversal en esta tierra, no dejamos de sentir atracción por las cosas abandonadas. Nos falló una fábrica de Pepsi que debió funcionar únicamente en los primeros cinco años de los setenta, pero nos quitamos la espina con la antigua estación de trenes de Battambang.
Lejos de convertirse en centro comercial, hotel-boutique o cafetería, el edificio sirve para poca cosa. Alguno de los talleres de los trenes acogen a familias o casas de huéspedes separados por cartones y otros están simplemente esperando un mal día de algún chatarrero de la zona para pasar a mejor vida.
Curiosamente, parece que estos trenes llegaron hasta aquí traídos por Francia después de la II Guerra Mundial, siendo parte de "botín" tras la contienda. Ojo a la inscripción 1930 KOLN (Colonia, no?). Quien identifique la compañía LHB como alemana, que se pronuncie!
Nos colamos en la Casa del Gobernador, cuya visita no está permitida... pero aprovechamos que habían pintado y estaba abierta de par en par para que la pintura se secase.
Habitaciones vacías que en algún momento albergaron despachos, salones, comedores... ecos de otra vida (colonial), desterrados a fuerza de brocha, fregona y cajas. Algún cuadro de la madre del rey aparecía por ahí abandonado, esperando ubicación preferente en la nueva distribución del lugar. Y estos archivos de Dios sabe qué, que me hubiera encantado destripar... prudencia se aconseja en estos casos, cuando alrededor del edificio monta guardia la policía.
Seguiremos contando historias... Isa tiene pendiente "Battambang III" para acabar con la crónica del viaje!
Ah, aviso a navegantes despistaos... Isa no está embarazada! Se que escribo enrrevesao, pero no... se trata de la mayor de las hermanas del sur!
Abrazos para todos,