jueves, 24 de mayo de 2012

[Flashback] Kep y Rabbit Island

Ahora que estamos en la estación húmeda y llueve casi todos los días, echamos de menos las escapadas de fin de semana. Kep es una localidad costera del sur conocida por sus magníficos cangrejos; personalmente no es algo de lo que disfrute en exceso (creo que no me compensa el trajín que conlleva para lo que luego te llevas a la boca..), pero la gente se pirra por ir a comer cangrejos a Kep.


Ni idea de como los preparan ni de como los pescan, lo que siempre vemos son esas jaulitas que llevan las señoras para mantenerlos frescos en el agua sin que se escapen. Es tal la importancia económica del cangrejo en Kep que, en la carretera entre el mercado y el puerto, hay una escultura enorme con un cangrejo gigante donde debe decir "Bienvenidos a Kep, ciudad del cangrejo" o algo por el estilo. Kitsch se queda corto como adjetivo.


A falta de playas en la Camboya continental, el mejor plan es pillar una barcaza y plantarte en la Rabbit Island. Son 45 minutos de travesía, que en los días de mar picada se hacen eternos. A medida que te vas a cercando vas viendo como clarea el agua, la sombra de las palmeras y qué cabañas estarán libres. 


No hay reservas... llegas, desembarcas y te pones a buscar cabañas libres. No hay gran diferencia entre unas y otras. Son todas de madera, con techo bajo (a veces muy bajo), cubierta de hojas de palmera, agujero negro a modo de baño y agua estancada con un cubito a modo de ducha. No es un 5 estrellas, pero se está bien. Hay quien se queja de los espacios que hay entre las maderas de la pared por los mosquitos que entran, pero todo es embadurnarse de relec.


La isla se puede circunpasear en algo menos de dos horas. Desde la playa principal sale un camino que llega a unas casas de pescadores, después pasas por otra playa desierta y luego te pierdes por la jungla. En nuestro primer paseo, cuando en medio de una zona de manglar con suelo arcilloso resbaladizo y mosquitos asesinos por todos lados, temíamos tener que dar por concluida la aventura sin conseguir dar la vuelta completa a la isla... Pero no! Nos echamos al agua y, aunque nuestros pies se seguían hundiendo en el barro, conseguimos salir del manglar sanos y salvos después de un paseo de quince minutos por el agua.


Es un sitio tranquilo donde no hay mayor atracción que la vida tranquila y alejada del mundanal ruido. Las horas pasan despacio, entre libros y conversaciones, y siempre temes que llegue el momento de volver a embarcar para regresar.

Como ya vamos envejeciendo, alguna vez hemos cedido a la tentación... y en vez de dormir en las cabañas rurales de la Rabbit, nos hemos consentido con una habitación en un hotelito barato, pero con piscina! :))


Graaaaan piscina! Está muy bien eso de la isla desierta, pero el olor rancio del agua del cubo de la ducha y las gallinas que intentan entrar en tu cabaña no compensa! :))

 No es que en el Vanna no hay bichos, no! Claro que los hay, compartimos la habitación con una familia de lagartijas que no dejaron de acunarnos durante toda la noche. Pero eso sí, olíamos a limpio! :))


(Por desgracia, este post viene a sustituir el que le tocaba a Koh Rong Saloem, otra isla desierta donde sólo hay un lugar para dormir -rural, claro! pero mucho mejor montado que los de la Rabbit-. Nos escapamos por el cumpleaños del rey, que teníamos tres días libres.. pero olvidamos la cámara y no pudimos hacer fotos de las playas de arena blanca, aguas turquesas y atardeceres imposibles... Una lástima! Pa quien quiera cotillear, aquí tiene el link de Lazy Beach donde podréis ver fotillos de este rincón perdido!)

Abrazos,

1 comentario:

  1. Ya era hora!
    Por fin una buena crónica!
    Ojito con las zonas fa ganosas...no conocéis las filmarías???? Mate mía....que medito....
    Muchos besos desde el pie de la Giralda!

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